" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



lunes, 1 de noviembre de 2010

Punto de vista: Reflexiones sobre Cristina F. de Kirchner

Imaginar a hoy a Cristina es que se aparezca esa imagen de mujer devastada por la pérdida de su amor y, a la vez, erguida, enhiesta, en su papel del personaje más importante de la Argentina. Es inevitable que la figura de estos días esté en el primer plano.
Será imposible que tan fuerte imagen no se mezcle, desde ahora, con las otras, las de antes y después.
Pero yo ya pensaba mucho en ella. Lo hacía en aquella chiquilina tan típica de la clase media de La Plata que muestran las fotos de hace 40 años. En la niña que nació en Tolosa.
Trataba de reconstruir aquellos años en que, como todos los jóvenes de entonces, tuvo la oportunidad que aprovechó: eligió no dar la espalda. Pudo ser otra su historia. Es esta, sin embargo.
Nunca más se alejó del derrotero, ni detuvo su marcha. Así, un día, fue esposa, compañera para siempre (escuché una anécdota, infidente, que dice que ha sido compinche, cariñosa, divertida con su marido).
Y fue madre, luego. Y deduzco que buena, al ver los gestos de ternura que se prodigaron con su hijo, ante el féretro que los dos acariciaban.
No paró más, decía. Ni lo hará, parece, aunque llegar a la Presidencia de la República signifique “la gran meta”. No para ella.
Recorro cómo fue dando forma al impresionante cuadro político que es. Veo a la militante que llegó a estadista y me conmuevo.
Miro cómo sostiene la mirada al que se atreva. Escucho su discurso perfecto que jamás se permite no decir y me digo y digo a todos: hay esperanzas que no sólo tienen como pilar a la esperanza. Oírla es comprender que es realizable lo que explica, porque sus palabras revelan, dan sentido.
En fin, más allá de que ahora las épocas anteriores sean invadidas por este tan fuerte presente, creo que “hemos dado con la persona indicada”, afortunadamente.

Marcela Pastore

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