" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



domingo, 29 de mayo de 2016

Fundación Fudeso


Nunca hemos publicado nada acerca de la cantidad de consultas que nos llegan. Siempre fueron referidas a los temas a los que hace tantos años nos dedicamos: las cuestiones de género en general y la violencia contra las mujeres en particular. Invariablemente han sido relatos personales, privados, que no admiten que sean dados a publicidad.
Sin embargo, durante el último mes, los llamados tuvieron un cariz llamativamente distinto. La mayoría de ellos dan cuenta de crisis recientes en las familias. Depresiones repentinas, desequilibrios emocionales y relacionales sin antecedentes, comportamientos agresivos.
Coincidentemente, en el 90% de los relatos hay un nuevo componente: uno o más miembros del grupo familiar ha perdido su trabajo en lo que va del año.
Parece lógico. Sin trabajo, mujeres y varones no sólo pierden seguridad económica. Cae la autoestima y se sienten desvalorizados en una sociedad que aparece cada vez más indiferente. Instalada esta situación pueden producirse comportamientos inexistentes antes, como son las referidas depresión y agresión, dando lugar a verdaderos descalabros en el ceno de las familias.
Este es un testimonio de lo que se ve a diario últimamente y que, con angustia, publicamos. 
Sin trabajo no hay educación, salud, independencia, humor, ocio (del que repone energías para seguir, no del que degrada al desocupado).
Sin trabajo no hay esperanzas, ni sueños, ni futuro.
Alguien nos está robando lo mejor de nosotros. Si esto fuera sistemático y pensado, sería mucho más que un retroceso. Sería transformar a una pobreza digna y con aspiraciones en la peor miseria.Marcela Pastore 29/5/16
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miércoles, 25 de mayo de 2016

Es otro 25

Hay fiestas patrias y efemérides. Están el fantástico recuerdo del Bicentenario y esta fecha que hoy nos dice que la Nación cumple 206 años.

Confieso que este año, si bien viviré con el gran respeto de siempre el aniversario, con el reconocimiento habitual a las mujeres y a los hombres que protagonizaron la gesta del 25 de Mayo de 1810, no tengo ánimo para el festejo.

No puedo poner “en pausa” el dolor de ver a tantos argentin@s que han sido despojados de sus trabajos. No puedo esquivar la realidad que nos está atravesando. No puedo festejar este cumpleaños de la Patria.

Estoy orgullosa de mi argentinidad, me honra como siempre. Sólo que, esta vez, no voy a estar alegre. Hay demasiados compatriotas que la están pasando mal injustamente como para estarlo.

¡Viva la Patria!

Marcela Pastore, Mayo de 2016