" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



lunes, 24 de febrero de 2014

MARCELA PASTORE: Lo que se ve y lo que no.

MARCELA PASTORE: Lo que se ve y lo que no.: Hay que saber “hilar finito” para atreverse a juzgar definitivamente. No debe dejarse afuera nada en el análisis. Y, sobre todo, hacer el e...

Lo que se ve y lo que no.

Hay que saber “hilar finito” para atreverse a juzgar definitivamente. No debe dejarse afuera nada en el análisis. Y, sobre todo, hacer el esfuerzo de ser honesto.
El examen no debe incluir expresiones de deseo embozadas ni partidismos.
No es fácil, claro. Pero, al menos, debe hacerse el intento de una observación desapasionada.

En el caso de los 10 años que nuestros gobiernos llevan en el ejercicio de la administración, últimamente, llueven las loas y arrecian los ataques, con la particularidad de que no hay críticas ni elogios que acepten que errores y virtudes, conviven.

Me parece que estamos ante la temeraria posibilidad de transformar algo tan serio en una descarnada lucha entre divisas.
Hay tiempo, sin embargo, para reflexionar acerca de esto. Hay lugar para pensar en que todos estamos en esta nave que con tanta dificultad avanza. Para hacer que “la Patria es el otro” sea más que la frase de un discurso.

Marcela Pastore, 24/2/14

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lunes, 10 de febrero de 2014

CUIDANDO LA DEMOCRACIA

Es necesario que los ciudadanos estemos atentos a las acciones que producen nuestros gobernantes. Es preciso que ellos sientan ese control permanente. Es, por lo tanto, justo que critiquemos sus gestiones. De modo positivo, claro.
 
Porque si la crítica no lleva consigo una propuesta alternativa, es mejor no hacerla. Si nuestra postura es la de construir, tiene que ofrecer algo a cambio.
 
Muchos aspectos del rol que debemos cumplir como ciudadanos fallan por esto. Aún cuando no haya malas intenciones. Aunque no tengamos la idea de destruir. Si no damos nada que reemplace lo observado, será incompleta, inútil, la objeción.
Preguntémonos, entonces, qué tenemos para dar para sustituir aquello que impugnamos.
 
No miremos (ya es momento) el color de quien hoy manda y critiquémoslo con la grandeza del que quiere aportar lo bueno que tiene para dar. Y démoslo si quien recibe, a su vez, muestra su propia nobleza.
 
Ya no hay margen para confundir convicciones políticas con justas deportivas. La ciudad, la provincia, la nación, son demasiado importantes como para ponerlas en riesgo en juegos dialécticos que sólo entretienen a oradores que disfrutan escuchándose.
 
Es mentira que nuestra democracia sigue siendo joven. Quizás sea inmadura, que no es lo mismo. O ignorante, que sería imperdonable: 30 años es mucho tiempo como para no haber aprendido.

Marcela Pastore 10/2/14