" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



lunes, 6 de diciembre de 2010

Veo a la Presidenta

La Presidenta fue a Corea, a Guyana, a Mar del Plata, ahora, todavía con su pena a cuestas. Me da la sensación de que ella es más fuerte, que contiene a los demás. Parece inevitable que las condolencias sigan sucediéndose. Los modos van variando, pasan de pésames a reconocimientos, pero siempre con forma de homenaje a Néstor Kirchner.

Pienso que, quizás, lloraría con desconsuelo en esos mismos instantes en los que recibe tanto afecto. Sé que no lo hará: no se permitirá flaquear en la función por ningún motivo, ni por ese, el más doloroso de su vida. “Hay que seguir” la imagino diciendo, y sigue, pues.

Y nunca es una más que levanta la mano para el voto. Promueve, fundamenta, reafirma lo obtenido. Y avanza: “Los países que se aparten del proceso democrático ya no pertenecerán a este sistema iberoamericano”.

Y consigue: Se pedirá en tono de exigencia la reanudación de las negociaciones entre Argentina y el RU por Malvinas.

Y firma el Documento Central de esta Cumbre, que establece que nada será más importante que la educación para la inclusión social. Y dice, a propósito, que “es un derecho humano fundamental, inalienable, que debe ser protegido y garantizado”.

Me digo que es difícil no coincidir con esto. Pero no olvido que hace pocos años a casi nadie se le ocurría hilvanar un pensamiento que hoy parece tan simple.

Y afirma (la veo, me conmociona su presencia): “Sólo la democracia genera la libertad necesaria para desarrollar cualquier proceso educativo”.
Y, con toda intención, advirtió recordando los episodios de Ecuador.

La vi, emocionada pero serena, escuchar a Lula: “Nunca, en la historia de Brasil, hubo relaciones tan extraordinarias con Argentina como durante los cinco años de su mandato, en Néstor y Cristina fueron los presidentes de Argentina.

Luego, le tocó a ella hacer el homenaje al amigo entrañable que el 1º de enero dejará la presidencia: “Muchos necesitan que no nos creamos capaces. Lula y Kirchner quebraron esas lógicas…” “Durante 200 años nos dijeron que era imposible ser aliados de Brasil, ellos rompieron el prejuicio…”
Cristina le regaló una foto en la que está junto a su esposo y dijo que “este homenaje es para mi amigo que, junto a mi compañero, supieron construir una América distinta.”

Soy dura, me emociono poco (no creo que sea una virtud, esta), pero tengo que decir que esta mujer, además de admiración política, me provoca sensaciones desconocidas.
¿Cómo controla su dolor? ¿Cómo no cae en la tentación de dejarse contener, explícitamente, por la gente que la adora?
Se me ocurre que tiene tan claro su papel y tan presente todo lo que de ella depende, que no mostrará nada que pueda confundirse con debilidad.

Marcela Pastore, 5 de diciembre de 2010

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