Hace dos meses que murió Néstor Kirchner.
A muchos sigue pareciéndole increíble, esto. Por diferentes motivos, malos y buenos de esta película, no terminan de digerir la ausencia.
Algunos de los primeros seguirán alegres por años con esta muerte que los hizo tocar bocina.
Otros del grupo, no contaban con que desapareciera el único sostén de esa alianza que, con esfuerzo y alfileres, armaron. No creían que sólo el odio los mantenía: ahora lo saben.
Muchos de los buenos de la historia, no quieren aceptar que el líder se murió. Se dicen que todo es igual, que nada cambia, pero están sumidos en una tristeza profunda, todavía.
No ha sido menor el acontecimiento como para no permitirse, en algún momento, flaquear. Era muy grande el personaje. Pero creo que lo primero que hay que hacer es el esfuerzo por internalizar lo sucedido. Hasta la Presidenta dijo “… ya no está” en un tono que no fue de lamento sino de aceptación de una realidad que para nadie es tan dura.
El camino es largo, todavía. Pero, gracias a lo ya recorrido, promete no tener sólo espinas. La oportunidad sigue intacta, pero requerirá atención máxima. Kirchner será siempre el gran ejemplo, la referencia, pero ya no está.
Cristina no es Néstor, pero no tiene que rendir examen de capacidad ni de formación. Nadie puede vacilar en esto: es nuestro gran cuadro político. Que está de duelo, sí. Que sabe que su pena durará, también. Pero que está dispuesta a sobreponerse, a que no se note, que nadie tenga dudas.
A los cuatro días retomó el timón, como pudo. Ya está mejor. Falta muy poco para que la veamos brillar… como siempre. Debe saber que no está sola… como nunca.
Marcela Pastore, diciembre de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario