" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



martes, 5 de abril de 2016

EN QUÉ ESTOY PENSANDO

 Cada vez que aparece un nuevo femicidio, con la indignación llegan las preguntas. Junto a la desesperación se me presentan los cuestionamientos.
 
Por qué no hay resultados, con todo lo que hacemos? 
Qué pasa, que a pesar de todo hay “una menos” cada día?
Sirven las charlas, los seminarios que organizamos para prevenir los crímenes?
Cómo hago para evitar mi propio desaliento y el de quienes me acompañan en la lucha?
 Atenuada la conmoción del momento y racionalizada la situación, los interrogantes son otros.
 Crecieron los femicidios después de la concentración de “ni una menos”?
 No será que la noticia, que luego de ser dada y repetida hasta el hartazgo para saciar al morbo comprador, hace que “nos parezca” que mataron  a muchas más mujeres que a la de la crónica?
 No se crea una sensación, de este modo, de que el número de asesinatos se agranda hasta el infinito?
 Pienso, entonces.
Es imposible saber cuántos femicidios no se han cometido gracias a las charlas y a los seminarios. De esto no se han enterado ni las que en otro tiempo, a lo mejor, hubieran sido víctimas seguras.
 Por cuánto deberíamos multiplicar estas muertes si no trabajáramos como lo hacemos?
Son datos que, lógicamente, no existen.
 No intento minimizar, obviamente, la brutalidad. Digo con ustedes: #NI UNA MENOS.
Tampoco,  intento resaltar el trabajo de aquellas personas que hacen cada día una acción, para evitarlo. Ellas no esperan reconocimientos especiales.
Son militantes y, como tales, son entrega pura.
 Sí aseguro que el esfuerzo no es en vano y que no flaqueará aunque a veces, como humanos que somos,  nos llenemos de dudas.
 Finalmente, la convicción vence: esta es nuestra tarea, seguir adelante con la bandera “ni una menos”.
De todos modos, se supone que luego de enterarme de cada crimen debería proponer alguna acción para, si no revertir, al menos paliar esta “actualidad” de tantos años.
 Creo que desde todos los lugares desde donde se lleva adelante esta lucha tan desigual, tan despareja, hemos sugerido todo, o casi todo.
 Me pregunto si, comprobada la falta de respuesta de las autoridades, vale la pena insistir con el método.
 Esta vez, me niego a quedarme en la declamación de las posibles soluciones conocidas.
 Está claro que el fiel de esta balanza se tuerce con un justo presupuesto para abastecer el funcionamiento de una inmensa maquinaria que integran  administrativos, operadores y profesionales de todas las disciplinas imaginables.      
Tan claro como que quienes deben tomar la decisión de aportarlo lo saben.
Tanto como que, de todos modos, eligen invertir en otras actividades, cosa que no juzgo, por supuesto.
Pero es escaso el dinero  asignado. Es claro que falta. 

Me resulta difícil imaginar algo más importante que evitar la muerte de personas a manos de otras personas por cuestiones de género.

Hay referentes indiscutibles que avalan lo que sostengo. Marcela Lagarde es una de ellos.
 Ella es una de las académicas feministas más reconocidas de México. Etnóloga y Doctora en Antropología, trascendió las fronteras de su país.  
En 2007, en una visita a la Argentina, dijo cosas de lamentable vigencia.
 “El feminicidio es la expresión más cruenta de la violencia de género”.
“Es un problema de la convivencia de género”.
“Donde hay crímenes hay otras formas de violencia contra las mujeres que están presentes en la vida social de forma constante y tolerada socialmente”.
 En aquel año, en su país, el 65 por ciento de las niñas y mujeres asesinadas habían presentado denuncias de violencia.
“En México, usando el poder que tenía como diputada, convoqué a las autoridades judiciales para explicarles qué pasaba en el país: Fue la primera vez que tuvimos resultados de todo México”. “Investigué desde 1998 hasta 2004”

“El patrón común es que las causas son de violencia de género y no porque  haya mafias detrás de las muertes...”
“No creo en la hipótesis de que alguien ajeno asesina mujeres, alguien perverso o con un cuadro psiquiátrico”.
“Hay excepciones, pero los asesinos son hombres comunes, la mayor parte conocidos de las víctimas, parientes, esposos, novios, ex esposos, padres, hermanos, vecinos, amistades familiares, o compañeros de trabajo o escuela… …Algunas mujeres han sido víctimas de las mafias, pero son un porcentaje chiquitito…”

“La discriminación contra las mujeres que prevalece en nuestros países va acompañada por una gran desvalorización de las mujeres, cosa que escuchamos pero ya ni oímos: se hacen chistes y comentarios sobre la incapacidad de las mujeres, luego se toman algunas mujeres para cebarse sobre ellas, y con eso se alimenta la misoginia contra todas. Pero no es sólo la misoginia, sino el lugar de colocación de las mujeres en la sociedad lo que se junta con la misoginia y hace que las mujeres estén en riesgo de recibir violencia. Incluso se acepta que haya un grado de violencia conyugal. Se habla de los pleitos conyugales, “se pelearon”, se dice, pero no se analiza que hay una desigualdad entre quienes se pelearon, que hay una relación de género, que hay un poder. A los hombres además se les permite ser violentos, en rangos y grados distintos. Las masculinidades prevalecientes todavía están cargadas de violencia, que tiene que demostrarse a través de los deportes, las competencias rudas, la política y ya en el ámbito de la delincuencia, a través de los delitos. En todo este cuadro complejo de convivencia entre los géneros es donde se gesta la violencia sobre todo de hombres contra mujeres. Eso también lo confirmamos: la mayor parte de los crímenes son cometidos por hombres”

“Es muy probable que si se investiga del mismo modo en Argentina, se encuentren cosas como las que yo encontré. Para mí era inaudito pensar que en algunos estados que en México son considerados paraísos maravillosos de calma y paz era donde más crímenes contra mujeres se cometían”.

(Fuente: Página12, 2007, María Carbajal)

Alguien puede decir que este drama puede seguir esperando?
 Esto es como pretender enfrentar a Al Capone y a su mafia con un “Tramontina”… Qué quieren que les diga…

Marcela Pastore, 4 de abril de 2016




No hay comentarios: