" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



lunes, 19 de septiembre de 2011

El premio más grande


El 14 de setiembre, las “Abuelas de Plaza de Mayo” recibieron el premio más importante del mundo en el campo de los Derechos Humanos.
Su presidenta Estela de Carlotto, al hacerlo en nombre de todas, fue humilde y generosa: “Se reconoce a un país que no bajó los brazos”, dijo, compartiendo méritos.

Cristina Fernández, la amiga consecuente, la Presidenta, estuvo a su lado en París cuando la UNESCO otorgó la distinción a la Asociación.
La frase de Estela y la presencia de Cristina, pueden unirse a aquel “no vine para traicionar a mis principios” con que Néstor Kirchner inauguró su gobierno.

El premio Félix Houphouët –Boigny fue creado por la UNESCO en 1989 y se entrega todos los años a personas u organizaciones “que hayan hecho un aporte significativo al fomento, la salvaguardia o el mantenimiento de la paz”.
Y vaya si las Abuelas han cumplido con las condiciones: lo hicieron 105 veces, una por cada nieto que recuperaron.
Antes, en otros años, fueron premiados Nelson Mandela, Yasser Arafat, Shimon Péres y José Inacio Lula da Silva.

Daniel Filmus propuso a las Abuelas para la distinción de este año y también estuvo en la ceremonia de París.

“Que la UNESCO nos haya mirado, nos enorgullece. No es la primera vez que lo hace en Argentina. Puso un centro único en el mundo en la ESMA.”— dijo la Abuela, al calibrar el galardón.

Carlotto sabe que, a veces, esto precede al Premio Nobel de la Paz: “Ojalá. Pero por ahora me alcanza con que el “Nunca más” sea de todos los países del mundo”.

El acto, pleno de solemnidad, fue en la sede de la UNESCO en París, cerquita de la Torre Eifell.
Antes, o después, Estela de Carlotto debe haber caminado un poco por los alrededores, tranquila, con su dulcísima sonrisa imborrable y tomando a esto como otra estación de su camino. ¡Salud, Abuelas!

Marcelo Carranza

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