" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



viernes, 16 de septiembre de 2011

35 años


Todavía incrédulos, a pesar del tiempo transcurrido, cada año recordamos aquel hecho de barbarie. Fue, quizás, el más impresionante, el más conmovedor, en una lista interminable de crímenes producidos por la dictadura de 1976.
Es que sus víctimas eran chicos de 16 años que pedían por que el boleto de los transportes fuera más barato para los estudiantes.
Aquellos siete jóvenes no podían imaginar lo que vendría. Nadie, a esa edad, considera a la muerte. Mucho menos por manifestar que querían viajar por unas monedas menos.
Lo cierto es que murieron, fueron asesinados. Sin atenuantes. Aquella dictadura cumplió un trámite más. En su ignorancia supina, no le importó que, esa vez, fueran chicos los sacrificados.
El pueblo sí, inmediatamente, tuvo el reflejo de asociar: “la noche de los lápices”.
A 35 años de la bestialidad, va mi recuerdo emocionado.

Marcela Pastore, 16 de setiembre de 2011

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