" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



viernes, 9 de septiembre de 2011

Ana Goitía de Cafiero

La esposa de Antonio Cafiero, se constituyó en un verdadero ejemplo de trabajo social, silencioso y militante. No obstante, sus resultados fueron muy reconocidos en los sectores más postergados de la Provincia, los que más le interesaban.
Por su enorme capacidad de lucha, sin pedir nada a cambio, Ana Goitía se ganó genuinamente un lugar en la historia de la política provincial y del peronismo.
La sensibilidad del pueblo y sus gobernantes supieron inmortalizar a esta Señora: El Hospital Materno Infantil de Avellaneda, especializado de agudos, lleva su nombre. Y, en una rambla fundacional de La Plata, dos manos entrelazadas simbolizan lo que fue su vida: una entrega sin límites por los que menos tienen.
Su muerte fue digna, ejemplar. Aceptó con mansedumbre su enfermedad. La anécdota cuenta que cuando le preguntaban cómo se sentía, decía: “mientras Antonio esté a mi lado, estoy bien”.
Antonio Cafiero contó alguna vez: “Ana murió en mis brazos, sin un reproche, sin una queja. Lo aceptó como buena cristiana”. Me dijo “Tony, te quiero”. “Fueron sus últimas palabras”.
Era preciso recordar a Ana Goitía. Hay que mover a la memoria. Que, de tanta urgencia diaria, no nos olvidemos de quienes hicieron tanto por los otros. De las que, como Ana, marcaron un camino, dejaron huella, y viven en el corazón de la gente.

Gracias, C. Echichure

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