Periódicamente, los temas de violencia familiar en general y contra las mujeres, en particular, adquieren un nivel de exposición pública superior al habitual.
Esto sucede a partir de hechos en los que los protagonistas son famosos, o conocidos.
Los medios tienen un olfato aguzado con las cosas que “venden”. Alimentan, entonces, la morbosidad siempre latente. Y lo hacen con profusión.
Un ejemplo de esto fue el ataque que Wanda Taddei recibió de su marido baterista, famoso por Callejero, que terminó con su vida.
Los noticieros de tv, básicamente, dejan de dar las novedades para transformarse en programas casi especializados en la problemática. Afilan las lentes de aproximación de sus cámaras y se desafían a lograr la toma más cruel del desgraciado.
Algo parecido pasa con los otros medios de comunicación: las radios cuentan en detalle y los diarios eligen las letras más grandes para titular.
En la última semana la boda real británica ocupó todos los espacios sólo porque no hubo una víctima notable. De haberla habido, los futuros reyes del imperio, habrían tenido que compartir el cartel.
Pero, en este momento, hay muchos actos de violencia contra mujeres y niños desconocidos que, aunque no lleguen al asesinato, merecen que se les preste alguna atención y se los difunda como aberrantes y condenables.
La reciente publicación de las estadísticas oficiales del Consejo de la Mujer, despertaron curiosidad. Hasta asombró, que un ente del Estado, llevara con tanto detalle lo recogido en su trabajo.
Muchos descubrieron, haciendo cuentas elementales, que no sólo los notables son víctimas o protagonistas de las aberraciones. Comprobaron que todos los que quieran, son escuchados, atendidos, contenidos y guiados en su emergencia, aunque nadie lo sepa.
Pocos casos de violencia familiar aparecen en los diarios. En realidad, sería imposible que lo hicieran todos.
Lo substancial, no obstante, es que se sepa que no sólo los casos difundidos mediáticamente son los que existen.
En la medida en que las instituciones divulguen los resultados de sus trabajos, no habrá que esperar a que los medios publiquen lo que sucede, para que la gente esté informada.
Marcela Pastore, Presidenta del CMM, 1/5/11
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