Basta

El cúmulo y variedad de aberraciones ha llegado a un punto que, definitivamente, si no nos rebelamos de inmediato, no habrá esperanzas de que las generaciones que vengan crezcan sin riesgos.

Las mujeres son golpeadas, abusadas. Sus niños y niñas obligados a trabajar como esclavos o raptados para ser explotados sexualmente. La edad de la inocencia parece ser el mejor botín para los canallas que hacen de la inmoralidad un hábito. Los pobres, además de padecer lo de siempre, han agregado el peligro a sus sufrimientos: los obscenos  se nutren en sus filas.

Los jueces absuelven…

 Basta…

 A esta altura, me parece casi infantil el repudio. Creo que pasó el tiempo de observar. Hemos visto tanto…

Está claro que la educación es el camino. Pero será lento recorrerlo. Los resultados no van a verse pronto aunque, cuando lleguen, sean definitivos.

Lo que no puede pasar es que nos quedemos quietos en el mientras tanto.

 Algo puede hacerse. Comprometernos en la denuncia, por ejemplo, sin dar lugar al miedo o, en todo caso, asumiéndolo como inevitable.

Algo puede hacerse. Hablar con nuestros hijos, explicar con crudeza lo que pasa, decirles a qué deben estar atentos.

Algo puede hacerse. Estar muy informados, seguir de cerca estas cuestiones, tener respuestas. Indignarse cada vez más, enojarse mucho y que se note y se contagie.

Mucho puede hacerse desde lo individual buscando coincidencias, comprometiendo a los otros en esta pelea en la que va la vida de nuestras jovencitas y jovencitos.

 

Decía, la educación hará lo suyo de manera irreemplazable. Pero no la dejemos sola, nos necesita mientras trabaja.

Marcela Pastore

17/12/2012