“Yo coadyuvé a conseguir una personalidad que sólo necesitaba un contacto para florecer y cuajar… No se sabe qué admirar más: si su sagacidad para extraer consecuencias de los planteos o el equilibrio con que combinaba esa mezcla de audacia, de empuje y de fuego sagrado de que estaba hecha. No cabe permanecer indiferente ante ella... No sólo es el estandarte de nuestro movimiento, sino una de las más grandes mujeres de la humanidad”. Juan Domingo Perón
Dicen que los elegidos mueren jóvenes. Con ella, al menos, el dicho fue certero.
Evita es, casi, un personaje de leyenda que le quitó a los ricos para dar a los pobres. Los pobres lo saben. Saben de las horas que les dedicó y de la justicia y equidad que quiso para ellos.
Y, más que nada, yo diría que los humildes no olvidan la ternura que puso en cada acción por ellos inspirada.
Marcela Pastore, julio de 2012
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