" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



jueves, 1 de diciembre de 2011

Los celos


Antiguamente, ser celoso era como un plus que mejoraba la imagen del enamorado. Como un valor agregado. “La quiere con locura, no sabés cómo la cela” o frases similares, decían nuestras abuelas, refiriéndose a alguna mujer querida, felices por la dicha en el amor que le había tocado a la joven.
Con mucho esfuerzo, lentamente, las nuevas generaciones entendieron que los celos, lejos de ser virtud, son una mala condición humana que esconde la intención de la posesión. Aunque, hemos visto, hay remezones.
Todo indica que las raíces de los asesinatos de Bárbara Santos, su hija, su madre y su amiga, han sido los celos que un ex novio sentía por la primera.
Según la teoría del propio Juez de la causa, “no hubo la menor emoción violenta”, de modo que este celoso habría matado a “su amada” y a todas las demás sabiendo lo que hacía. No parecería ser un psicótico irresponsable de sus actos.
No es fácil apartar la verdad de que los crímenes fueron cuatro. Pero quiero volver a la noción de los celos como causa y a la necesidad de reforzar el concepto de que no son algo menor. Pueden llevar hasta a ese desastre.
Hay que estar alerta. Siempre hay muestras que desnudan a un celoso. Se disfrazan de amorosos protectores full-time, de galanes portadores de flores y controles.
Simulan. Finalmente, siempre simulan. Estemos atentas.
Marcelo Carranza, para Marcela Pastore, 1º de noviembre de 2011

No hay comentarios: