Aunque pasaron unos días y ya todos dijeron casi todo, voy a dar mis impresiones. Quiero decir algunas cosas acerca de las elecciones Primarias, de las que fuimos parte la semana pasada.
Primeramente algo que, por muy dicha que haya sido, no deja de ser una verdad que entusiasma: No sé si vi antes semejantes ansias de participación ciudadana. Trabajé en una escuela, como otras veces. Pero nunca fue sin pausas como el domingo 14.
Sigo con el elogio a la entrega que tuvieron aquellos a los que les tocó la responsabilidad de fiscalizar, presidir o integrar las mesas que recibieron semejante aluvión de votantes. Mostraron, además, la gran voluntad de salir adelante en un escrutinio difícil, que estrenaba un sistema que representaba algo más que contar boletas. Quizás por eso tampoco vi, antes, tanta buena voluntad de parte de las autoridades, independientemente del color político que tuvieran.
Finalmente, quiero resaltar algo estrictamente partidario. Una vez más, el peronismo fue ejemplar. Lo fue al estrechar filas del modo en que lo hizo, luego de días difíciles donde las decisiones hicieron que lugares que aspiraban ocupar unos, les tocaron a otros.
Hicimos, todos, honor a nuestro conocido apotegma que dice cómo debemos conducirnos los peronistas según seamos ganadores o perdedores.
Actuamos como se espera que lo hagan compañeros que, a lo mejor, pueden ser adversarios en una contienda, pero jamás enemigos.
Marcela Pastore, 24 de agosto de 2011
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