He oído
decir que se trata de barrios pintorescos.
Y esto
me ha parecido la expresión más sórdida y perversa del egoísmo de los ricos.

Ellos no ven, por ejemplo, qué
ocurre allí cuando llega la noche.
Allí donde cuando hay cama no hay
colchones, o viceversa; o donde, simplemente, hay una sola cama para todos…
Donde “todos” suelen ser siete u ocho o más personas: padres, hijos, abuelos…
Los pisos de los ranchos y
casillas suelen ser de tierra limpia.
Pero los techos filtran lluvia y frío…
No sólo la luz de las estrellas…
Allí nacen los hijos.
Los ricos creen que, al nacer,
cada hijo trae su pan debajo el brazo y que donde comen tres comen cuatro.
¡Nunca han visto de cerca la pobreza!
Sin embargo, todo eso es
felicidad. Hasta que alguien de la familia se enferma. Porque cuando esto
ocurre empieza el calvario. Y si el enfermo es un hijo, la angustia de los
padres no tiene límites.
Yo los he visto andar por las calles,
cargando con el hijo en los brazos, buscando médico, farmacia, hospital,
cualquier cosa. Porque ni los servicios de la asistencia pública se atrevían a
meterse en esos laberintos de los barrios “pintorescos”.
Yo los he visto volver a casa con el
hijo muerto entre los brazos para dejarlo allí, sobre una mesa, y salir luego a
buscar un ataúd como antes buscaron médico y remedios: desesperadamente.
Los ricos dicen:
No tienen sensibilidad, ¿no ve que ni
siquiera lloran cuando se les muere un hijo?
Es que los ricos les han quitado
a los pobres hasta el derecho de llorar.
¡No…! Yo no podré, evidentemente,
describir lo que es la vida en cualquiera de esos barrios “pintorescos”.
Pero una cosa quiero repetir
aquí, antes de seguir adelante.
Es mentira de los ricos eso de que los
pobres no tienen sensibilidad.
Yo he oído muchas veces en boca de
“gente bien”, como ellos suelen llamarse a sí mismos, cosas como estas:
- No se aflija tanto por sus
“descamisados”. Esa “clase de gente” no tiene nuestra sensibilidad. No se dan
cuenta de lo que les pasa. ¡Y tal vez no convenga del todo que se den cuenta!
Yo no encuentro ningún argumento
razonable para refutar esa mentira injusta.
No puedo hacer otra cosa que decirles:
Son mentiras. Mentiras que
inventaron ustedes los ricos para quedarse tranquilos. ¡Pero son mentiras!
Si me preguntasen por qué, yo tendría
solamente algo que decirles, muy poca cosa. Sería esto:
¡Yo
he visto llorar a los humildes y no de dolor, que de dolor lloran hasta los
animales! ¡Los he visto llorar por agradecimiento!
¡Por agradecimiento, por
agradecimiento sí! Eso por lo que los ricos no saben llorar.”
MP, 7 de
mayo de 2015 (fuente: www.youbioit.com)
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