
Sin embargo no es sólo otro joven que recuperará su identidad. Esta búsqueda y su posterior hallazgo tienen un altísimo valor simbólico por ser el nieto de Estela de Carlotto, la luchadora más conmovedora que he conocido.
Esa mansedumbre que se le vio en reportajes y conferencias, esa razón que controla al sentimiento, esa convicción de que, aunque sin tiempo, “seguiremos adelante”, es la misma que vi el día que me dedicó media hora de su tiempo, en la sede de “Abuelas”.
No voy a olvidarme de entonces. Ni voy a ponerle límites a mi admiración por esta mujer que debió esperar que pasara una generación para que “aparición con vida” se hiciera palpable.
Va todo mi respeto y el abrazo más grande para ella.
Marcela Pastore, 7 de agosto de 2014
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