" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



martes, 6 de agosto de 2013

3 dìas en Colombia


Soy la Coordinadora del Programa de Rescate y Acompañamiento a Personas Víctimas de Trata del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Pcia. de Buenos Aires. Fui parte activa del “Tercer Congreso Latinoamericano sobre Tráfico y Trata de Personas” (Globalización, Trata y acceso a la Justicia: articulación de diálogos regionales), realizado recientemente en Bogotá, Colombia.
En el mismo, presenté una ponencia que sostuve ante la concurrencia al encuentro. La organización tuvo la generosidad de distinguir mi trabajo: “Hacia una caja de herramientas para la asistencia a las víctimas”.
El motivo fundamental de mi viaje fue incorporar experiencia y sumarla a la anterior, producto de años de presencia en las cuestiones de género, con preeminencia en la defensa de las mujeres víctimas de violencia.
Mis expectativas fueron satisfechas largamente. Siempre es provechoso el intercambio de experiencias y, en Bogotá, lo tuve en abundancia.
Los datos estadísticos de la trata de personas asustan, en Latinoamérica y en el mundo, pero son conocidos o puede accederse a ellos a través de cualquier medio de comunicación moderno. Lo que resulta único e irreemplazable es la vivencia del relato de quienes llevan adelante trabajos parecidos en otros lugares, distantes y de raíces culturales diversas.
Escuchar, ver y saludar a JOY NGOZI EZELIO,
relatora especial de Naciones Unidas sobre trata y tráfico de
personas, fue emocionante. Estar tan cerca de un personaje de tamaña responsabilidad y representatividad no me pasó desapercibido. Fue escalofriante escucharle decir que el tráfico es elevado en todo el mundo, que la restitución aún está lejos. Su propuesta es la de poner más atención, para que la brecha del riesgo se achique, para que haya más medidas anti tráfico. Pide tomar acciones correctas y monitoreadas, no
permitir la impunidad, dar castigo ejemplar a los delincuentes
de un negocio altamente rentable, ir por una justicia
restaurativa.
"Si hay voluntad política, hay voluntad económica para
que esto se solucione", fue el corolario de su intervención, como respondiendo, quizás, a quienes aducen que la solución se alcanzaría con dinero.

Me pareció bien la insistencia en la promoción de la visualización del cliente, del prostituidor, del cómplice.
No basta con desalentar la demanda,  propuso Francisco Cos-Montiel.
Me quedó grabada la prevención del Dr. Baltasar Garzón, asesor del Tribunal Penal Internacional de La Haya, acerca de "cómo se va corriendo la estrategia... cómo las redes y organizaciones van aprendiendo de los investigadores y cambian su manera de obtener su presa para explotarla y someterla a aberrantes situaciones"
La importancia de la declaración de las víctimas fue resaltada y quizá pueda notarse cuánto, en esta frase: "Sin la voz de las mujeres la verdad no está completa"
Vi que, cada vez más, reconozco las características específicas de esta violencia, tal vez la más extrema antes de la muerte.
¿Cómo entender el placer del prostituyente?
¿Cómo combatir a ese enquistado pilar, tan sólido, que es el
patriarcado?

¿Cómo aceptar la relación virilidad-violencia?
Los prostituyentes son los grandes invisibles de este dramático cuadro. Porque puede ser cualquiera, vos, yo, el que ahora camina a tu lado, el que va sentado, tranquilo, en el colectivo en el que vas...
Otro momento fuerte fue escuchar a Sonia Sánchez, ex prostituta. Cuando un expositor habló del “sexo que se compra”, Sonia dijo: "Las putas no vendemos nada, porque nada nos pertenece". Y, enseguida, propuso que se  las llame de otro modo: “mujeres prostituidas”. Y enfrentar a los que prostituyen, dar a conocer sus caras públicamente.
Esto transcurrió así. Sensaciones, conceptos, preguntas, respuestas, preguntas sin respuestas. Todo de a cientos, cada día.
Los tres días tuvieron la intensidad que marcaron quienes creíamos que el tiempo no alcanzaría para tanta inquietud, tanta urgencia. 
Mientras tanto, Bogotá nos observaba con su inseguridad callejera a cuestas pero con la calidez de su gente a flor de piel.
Hizo frío, pero en la Universidad de Los Andes, con tanta gente comprometida en un tema tan caliente, no hubo lugar para tiritar.

 
Marcela Pastore

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