" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



miércoles, 6 de junio de 2012

Junio de 1956 “Y el presidente duerme…”


Quiero compartir con los jóvenes peronistas, estos hechos del pasado, aunque sean dolorosos.  Que, con fervor, honren al 17 de octubre. Pero que no ignoren lo que nos ha desgarrado como Movimiento.
Junio de 1956 fue una fecha trágica para los peronistas. Es un deber recordarla.
 
“El peronismo se ha llenado de mártires y entre ellos no hay un solo hombre que, como nuestros enemigos, pueda ser tildado de asesino con fundamento, como podemos llamarlos a ellos con razón. La sangre generosa de estos compañeros caídos por la infamia "libertadora" será siempre el pedestal de Abel, que los seguirá hasta su tumba, llenándolos de remordimiento y de vergüenza”, dijo el General Perón al saber de los fusilamientos.
 
Mi personal resumen de la historia dice que inmediatamente después del derrocamiento del General Perón, empezó a trabajar “la resistencia”. Y que pocos meses más tarde, los generales Valle y Tanco, y los dirigentes sindicales Andrés Framini y Armando Cabo, encabezaron el Movimiento de Recuperación Nacional 9 de Junio que se levantó contra la dictadura, en un intento por restablecer la vigencia de la Constitución Nacional.
 
Entre el 9 y el 12 de junio de 1956, fusilaron a 27 compañeros civiles y militares que fueron detenidos luego de la insurrección. Jamás había sucedido algo similar en Argentina. Porque los asesinados fueron más que los caídos en combate. Era tanto el odio, tan grande el desprecio.
Los primeros murieron en Lanús y en José León Suárez. El 11, en La Plata, mataron al Coronel Cogorno y, el mismo día, 7 oficiales del Ejército fueron baleados en Campo de Mayo.
Siete suboficiales —cuatro en la Escuela de Mecánica del Ejército y tres en la Escuela Penitenciaria— completaron la lista de aquel día.
El 12 de junio, también en La Plata, le llegó el turno al subteniente de reserva Alberto Juan Abadíe.
El fusilamiento de Valle, el mismo día, en la cárcel de la calle Las Heras, fue el broche del baño de sangre que firmaron Aramburu y Rojas.
  Hay mucho para leer y releer. Todos tenemos que tener la verdadera noción de lo que nos ha costado todo. Sería imperdonable no recordar con nombre y apellido a los que dieron su sangre al pueblo..
  
"La luna se ha escondido de frío o de vergüenza.
Ya sobre los gatillos los dedos se estremecen.
Una esperanza absurda se aferra a los teléfonos…
Y el presidente duerme…"
 
dice un fragmento del poema que el periodista José Gobello escribió en junio de 1956, en su celda de la cárcel de Caseros.
 
(El General Lorio presidió el Consejo de Guerra que no hizo lugar al pedido de pena de muerte para los oficiales insurrectos. Aramburu desautorizó el veredicto y ordenó los fusilamientos.
La esposa de Lorio intentó pedir clemencia pero por respuesta recibió: “El presidente duerme”. Dormía, Aramburu).
 
Un abrazo peronista a mis compañeras y compañeros.
 
Marcela Pastore, junio de 2012

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