" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



viernes, 4 de noviembre de 2011

Una deuda


El deporte es esfuerzo, sacrificio. Es reto, desafío. Sólo las ansias por alcanzar la meta son capaces de movilizar al deportista. No necesita mucho más que eso.

Es cierto que los beneficios recibidos no son pocos: la salud física y mental, la incorporación de disciplina, métodos, y una filosofía que se verán reflejados en toda su vida, cualquiera sea la actividad en la que deba desempeñarse.

El deporte es una escuela en sí mismo.

No siempre llega el reconocimiento. Aunque en general no se espera, todos deberíamos ser más generosos y explícitos, a la hora de alentar.

Sé que ya es tiempo de hablar de personas y no de varones o mujeres. Sólo por lo que mi actividad de los últimos años me ha permitido conocer, voy a referirme a las mujeres deportistas de La Plata.

Por suerte hay algunas que han alcanzado cierta popularidad a través de los éxitos conseguidos. Así, las maratonistas Silvia Martínez y Andrea Graciano y la atleta Mónica Régola ya no son anónimas. Noelia Belén Rojo, que ya tiene nombre en el box. Diana Reta, que fue una de las participantes en “El Cruce de Los Andes”, no es desconocida. Silvia Bonicato, médica de 60 años, es notoria por su costumbre de concretar hazañas de cualquier manera: trepando el Himalaya, participando en las competencias más grandes del mundo en lo que se refiere a la resistencia física, a pie o en bicicleta. Paula Pareto, la Peque Olímpica, que no es de aquí pero nos representa porque eligió ser yudoca en La Plata. María Lis García Calderón, pelotaris “medalla de oro” en los Juegos de Guadalajara. Laura Maiztegui, jugadora de hockey y Leona fundadora.

Pero hay otros miles que corren cada mañana, que nadan cuando salen de sus trabajos, que entrenan en noches heladas luego de estudiar, sólo por deporte. Sin los apoyos, todavía, que empezaron a verse en los resultados de los recientes Juegos Panamericanos.

De todas maneras, lo grandioso del deporte está en la construcción humana que deja para siempre. Esa noción de superación que sólo él tiene. Esa satisfacción de haber hecho el recorrido en un segundo menos. Esa tranquilidad que da no ganar, pero haber dado todo por hacerlo.

Todos estamos en deuda con las chicas deportistas de La Plata, pero particularmente quienes tenemos más posibilidades de hacer concretos los agradecimientos. Allanando caminos, tendiendo puentes que permitan llegar con menos obstáculos al objetivo.

Vamos a ir saldando esas cuentas. Tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanto reto y desafío lo merecen.

Marcela Pastore, 4 de noviembre de 2011

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