No es la primera vez que en un aniversario de la muerte de Eva, me hago esta pregunta.
En nuestra agitada historia de los años en que tuve uso de razón, hubo muchos 26 de julio atravesados por avatares que han ido desde la dificultad hasta la tragedia.
Hoy, después de 13 años, apenas en el inicio de una era que será recordará como infeliz y desdichada por la mayoría, otra vez el interrogante se pone delante de mí.
¿Qué pasaría si Evita viviera?
Es inevitable que dirija a mi imaginación. Es ineludible seguir su discurso agigantado por el tiempo.
Es imposible para quien “la ha leído” tanto pensar que, con ella entre nosotros, no veríamos los atropellos que sufren sus protegidos de siempre. No padecerían, sus queridos pobres, el resultado de ese resentimiento incontrolado, irracional.
No habría lágrimas: consolaría a cada uno.
Sí estaría, no obstante, la dignidad multiplicada del que resiste.
Y la certeza del triunfo final.
Marcela Pastore 26 de julio 2016
Marcela Pastore