No estaría mal que estas líneas se refirieran al Día de la Patria en el
previsible sentido clásico del festejo por la emancipación conseguida en 1810,
hace 203 años.
Finalmente, nunca está de más recrear los momentos de gloria de nuestra
historia.
No obstante, quiero reflexionar de otra manera acerca de la libertad. Pensar en
su definición, en su concepto más amplio. En la evolución de su significado.
Aquella noción de libertad referida sólo a la independencia colonial creció y
fue ganando espacios hasta convertirse en la integralidad de hoy, aunque
todavía haya que reafirmar la significación con frecuencia.
Porque hay alguna resistencia apoyada en centurias de cultura. Existe, todavía,
cierta persistencia en la defensa de “derechos adquiridos”.
Pero también es pertinaz la acción de quienes queremos alcanzar la igualdad.
El día en que no se piense en que se está ejerciendo el derecho a la libertad,
sabremos que somos realmente libres. Cuando ya no llame la atención que una
mujer o el integrante de una minoría de cualquier tipo ejerciten eso que les
corresponde, seremos verdaderamente libres.
Cuando la naturalidad le gane al prejuicio en su manejo, podremos decir que
todos y todas somos libres.
Hace 203 años, ninguno de aquellos hombres sabía que estaba convirtiéndose en
ilustre, ni que la decisión sería duradera. Sin embargo, aquí estamos. Con lo
que consiguieron entonces y con lo que hemos ido agregando a la original
definición de libertad, para hacerla tan amplia como sea posible
23/5/2013 Marcela Pastore