" Cuando uno sabe a dónde va nada puede interponerse entre su visión y su acción "



miércoles, 13 de febrero de 2013

14 DE FEBRERO


En otras circunstancias, probablemente, habría escrito de “el día de los enamorados” desde una mirada diferente.
A lo mejor haciendo centro en el fenómeno de la “importación” de un hecho cultural que ya es toda una realidad. O... mencionando el curioso dato de que en los Estados Unidos es el día de más venta de chocolate del año.
Sin embargo hay sucesos que han hecho que el festejo me lleve a dar una larga vuelta, tratando de buscar posibles orígenes de algunas cosas de hoy.

Retrocediendo, llego a Grecia y a sus mitos. A Psique y a Eros, quizás la historia más conocida de las muchas en las que seres humanos se enamoran de dioses y hasta se someten a ellos reconociendo la superioridad divina que es asumida con naturalidad por el “todopoderoso”.
A aquellos dioses que castigaban y redimían naturalmente. Que se dejaban amar sin esfuerzos.

En estos días, en nombre del amor, se llega a matar a la persona amada. Se vive una terrible situación donde todo se confunde. No se advierte que el deslumbramiento que significa enamorarse, es una parte de ese estadio superior llamado amor. Se simplifica: parece ser que amar es conceder hasta los límites de la sumisión total. Se cree que querer a alguien es justificar o minimizar lo inadmisible, lo aberrante.

Hace un tiempo que novios o maridos queman vivas a sus enamoradas. Detrás de cada uno de estos hechos hay historias que coinciden. Mujeres que adoran y perdonan una y otra vez, lo que no se perdona. Mujeres que llegan a endiosar a sus parejas.

Psique y Eros, como Venus y Afrodita, son personajes del mito.
¿Es posible que hoy la fábula se corporice?
¿Qué nuevas Psique, inconscientemente, se entreguen sin límites a sus Eros modernos?

Lo que es innegable es que hace años que vemos y hasta asistimos a estos amores que devienen tragedias, con el agregado fenómeno de la imitación, donde el conocimiento de uno de estos hechos parece “dar ideas”.

La difusión, la prevención, el asesoramiento, en fin, la educación, debe continuar. O incrementarse, tal vez, al explicar
que amor no es sometimiento, que enamorarse no es perder el control y que la reciprocidad en la pareja es indispensable.
Marcela Pastore 14- 2- 2013