miércoles, 29 de febrero de 2012
8 de Marzo "Día Internacional de la Mujer"
El 8 de marzo del 2012 a las 18:00 hs, en el Pasaje Dardo Rocha "Salòn Auditorio " El Consejo Municipal de la Mujer Conmemora el día Internacional de La Mujer
martes, 21 de febrero de 2012
Te cuento...
Habrás escuchado a mucho decir “estoy tres metros bajo tierra”.
Sin querer impresionarte te digo que, en mi caso, la metáfora fue realidad pura: nací en un sótano.
Eran tiempos duros y mi papá tenía un taller mecánico. No había plata como para además, alquilar una casa, de modo que él y mi mamá (embarazada de mí) vivían en el sótano de aquel local. Allí nací.
Más allá de la anécdota, hay muchas situaciones posteriores en mi vida que refieren, de modo alegórico a aquel “comienzo”.
De ninguna manera debés leer esto como el relato de una existencia penosa. No lo ha sido. Por el contrario, mis recuerdos son de felicidad.
Cosa que demuestra (en mi experiencia, al menos) que el afecto, el amor, recibidos en los años de formación, pueden ser más fuertes que la abundancia.
Lo cierto es que en medio de varias mudanzas y los consiguientes cambios de escuela, fui creciendo. Llegó el colegio secundario y con él mis primeros empleos que buscaban ayudar en casa y tener alguna independencia. El paso por la universidad, me dejó dos títulos, bibliotecóloga primero y odontóloga después. Fuero los agradecidos regalos que les llevé a mis padres.
El último año de odontología lo cursé con la decisión de viajar a España no bien tuviera el diploma. Así fue. En aquellos años los dentistas argentinos éramos muy codiciados por los españoles. Había muchos relatos de “nuevos ricos” en pocos años de ejercicio de la profesión.
No fue mi caso. Todo se me hizo muy cuesta arriba. Muy duro. Pero pude, finalmente, ejercer la profesión. Y me fue bien.
Quiero meter aquí un cuentito que protagonicé en Madrid, que me pinta: desprejuiciada y confiada hasta el candor. Segura de mí hasta no concebir que algo no pueda lograrse si hay esfuerzo.
Uno de aquellos días de incertidumbre, casi de desesperanza, en que no encontraba trabajo, iba en un colectivo que pasó por el Palacio de la Moncloa. Yo miraba por la ventanilla. Un impulso me hizo abrir un cuaderno y tomar una birome: “Señora Reina: soy una joven odontóloga argentina…”
Le escribí, entonces, una larga carta preguntándole por qué en su tierra yo no recibía la generosidad que nosotros habíamos tenido con tantos españoles y no sé cuántas cosas por el estilo que intentaban conmover a Su Alteza.
Fui al Palacio y le pregunté a un guardia cómo hacer para que la reina recibiera mi carta. Como respuesta señaló un buzón que hay en la esquina. Eché allí el sobre y me fui.
Un mes después recibí un sobre impresionante con el escudo real y mi nombre. La Reina Sofía estaba contestándome aunque, en realidad, su ceremonial lo hacía.
No importa mucho que el contenido fuera una formalidad. Lo cierto fue que la reina (o alguien en su nombre) contestó mi carta desprolija, escrita en el movimiento del ómnibus.
Me acompañará siempre este recuerdo que me hizo saber que podría animarme a muchas otras cosas.
Pasaron los años españoles, volví a casa, llegaron mis dos hijos y trabajé mucho en la profesión.
Paralelamente, sin saberlo, empecé a hacer política. Con mi mamá creamos el Centro de Asistencia al Vecino, desde donde ayudábamos en lo que podíamos a la gente del barrio de Los Hornos. Hoy, el CAV sigue vivo.
Después fueron llegando oportunidades de crecimiento que aproveché en lo que pude. Fui auditora del IOMA, electa concejal y, hace cuatro años, designada Presidenta del Consejo Municipal de la Mujer.
Allí me atrapó, para siempre, el tema de las cuestiones de género. Conocí de cerca el problema y me metí de lleno. Aprendí hasta llegar a enseñar. No tengo pudores para aceptar invitaciones a contar mis experiencias, a recomendar caminos a tomar.
Viajé a congresos y encuentros desde San Diego a Basilia, integro organizaciones argentinas y americanas.
Aunque está cerca el fin del ciclo, este aprendizaje, esta práctica, me han marcado. Mi noción de compromiso con los demás se consolidó absolutamente en este tiempo. De manera que siempre voy a seguir ligada a estas cuestiones en las que la desigualdad es el rasgo dominante.
No sé qué viene ahora, desde dónde me tocará servir a la gente. Sí tengo claro que no habrá barreras. Y si llega a haberlas, trataré de saltarlas con la naturalidad con la que, una vez, le conté mis penas a Sofía, la señora, la Reina de España.
Marcela Pastore
Sin querer impresionarte te digo que, en mi caso, la metáfora fue realidad pura: nací en un sótano.
Eran tiempos duros y mi papá tenía un taller mecánico. No había plata como para además, alquilar una casa, de modo que él y mi mamá (embarazada de mí) vivían en el sótano de aquel local. Allí nací.
Más allá de la anécdota, hay muchas situaciones posteriores en mi vida que refieren, de modo alegórico a aquel “comienzo”.
De ninguna manera debés leer esto como el relato de una existencia penosa. No lo ha sido. Por el contrario, mis recuerdos son de felicidad.
Cosa que demuestra (en mi experiencia, al menos) que el afecto, el amor, recibidos en los años de formación, pueden ser más fuertes que la abundancia.
Lo cierto es que en medio de varias mudanzas y los consiguientes cambios de escuela, fui creciendo. Llegó el colegio secundario y con él mis primeros empleos que buscaban ayudar en casa y tener alguna independencia. El paso por la universidad, me dejó dos títulos, bibliotecóloga primero y odontóloga después. Fuero los agradecidos regalos que les llevé a mis padres.
El último año de odontología lo cursé con la decisión de viajar a España no bien tuviera el diploma. Así fue. En aquellos años los dentistas argentinos éramos muy codiciados por los españoles. Había muchos relatos de “nuevos ricos” en pocos años de ejercicio de la profesión.
No fue mi caso. Todo se me hizo muy cuesta arriba. Muy duro. Pero pude, finalmente, ejercer la profesión. Y me fue bien.
Quiero meter aquí un cuentito que protagonicé en Madrid, que me pinta: desprejuiciada y confiada hasta el candor. Segura de mí hasta no concebir que algo no pueda lograrse si hay esfuerzo.
Uno de aquellos días de incertidumbre, casi de desesperanza, en que no encontraba trabajo, iba en un colectivo que pasó por el Palacio de la Moncloa. Yo miraba por la ventanilla. Un impulso me hizo abrir un cuaderno y tomar una birome: “Señora Reina: soy una joven odontóloga argentina…”
Le escribí, entonces, una larga carta preguntándole por qué en su tierra yo no recibía la generosidad que nosotros habíamos tenido con tantos españoles y no sé cuántas cosas por el estilo que intentaban conmover a Su Alteza.
Fui al Palacio y le pregunté a un guardia cómo hacer para que la reina recibiera mi carta. Como respuesta señaló un buzón que hay en la esquina. Eché allí el sobre y me fui.
Un mes después recibí un sobre impresionante con el escudo real y mi nombre. La Reina Sofía estaba contestándome aunque, en realidad, su ceremonial lo hacía.
No importa mucho que el contenido fuera una formalidad. Lo cierto fue que la reina (o alguien en su nombre) contestó mi carta desprolija, escrita en el movimiento del ómnibus.
Me acompañará siempre este recuerdo que me hizo saber que podría animarme a muchas otras cosas.
Pasaron los años españoles, volví a casa, llegaron mis dos hijos y trabajé mucho en la profesión.
Paralelamente, sin saberlo, empecé a hacer política. Con mi mamá creamos el Centro de Asistencia al Vecino, desde donde ayudábamos en lo que podíamos a la gente del barrio de Los Hornos. Hoy, el CAV sigue vivo.
Después fueron llegando oportunidades de crecimiento que aproveché en lo que pude. Fui auditora del IOMA, electa concejal y, hace cuatro años, designada Presidenta del Consejo Municipal de la Mujer.
Allí me atrapó, para siempre, el tema de las cuestiones de género. Conocí de cerca el problema y me metí de lleno. Aprendí hasta llegar a enseñar. No tengo pudores para aceptar invitaciones a contar mis experiencias, a recomendar caminos a tomar.
Viajé a congresos y encuentros desde San Diego a Basilia, integro organizaciones argentinas y americanas.
Aunque está cerca el fin del ciclo, este aprendizaje, esta práctica, me han marcado. Mi noción de compromiso con los demás se consolidó absolutamente en este tiempo. De manera que siempre voy a seguir ligada a estas cuestiones en las que la desigualdad es el rasgo dominante.
No sé qué viene ahora, desde dónde me tocará servir a la gente. Sí tengo claro que no habrá barreras. Y si llega a haberlas, trataré de saltarlas con la naturalidad con la que, una vez, le conté mis penas a Sofía, la señora, la Reina de España.
Marcela Pastore
domingo, 12 de febrero de 2012
Los Hornos cumple años
En 1881, el gobierno nacional decidió crear la ciudad de La Plata y en 1882 se colocó su piedra fundacional. Sólo un año después, la municipalidad destinó una zona para la instalación de los hornos de ladrillos que levantaron a la nueva capital.
Si bien la localidad fue oficialmente bautizada como “Villa Unión Nacional”, el documento más antiguo de esos días que pudo hallarse, con fecha 13 de febrero de 1883, registra el nombre “Sección C de quintas de Los Hornos”. Este documento fue tomado como acta fundamental.
De modo que hoy es el 129º aniversario de este lugar que, en ese lapso creció hasta tener las 100.000 personas que aquí vivimos, orgullosas de que nuestra propia historia haya dado lugar a la de La Plata toda.
Salud y feliz cumpleaños, entonces, a esta tierra pródiga y generosa y a todas y todos los hornenses que la habitan y disfrutan.
Marcela Pastore, 13 de febrero de 2012
Mural Cristina Terzaghi
lunes, 6 de febrero de 2012
Medios...
HAY .. CUÁNTAS COSAS HAY QUE LEER EN ESTOS MEDIOS!!! Porqué lo usan para agredir o abusar del anonimato? Creo, que están buenas esta herramientas para agilizar la comunicación, la divulgación, la investigación, aportar a la amistad y la compañía, a los nuevos vínculos, a .... Tantas cosas aprovechables!! Con mesura y respeto podemos seguir. Aconsejar a los niños a la comunicación segura. _ Que no den sus datos personales _respeto en la comunicación en línea _que no se crean que todo lo que ven o leen es verdad. _confiar en sus niños, y enseñarles a que confíen en su instinto, si algo en línea los pone nervioso, que lo comuniquen. Esto lo he leído en algunas recomendaciones de MICROSOFT, sentido común, pero nunca esta demás que lo recordemos y lo respetemos nosotros los mayores.
jueves, 2 de febrero de 2012
"Conocemos el proyecto solidario Donar una hora"
Invitados: Dra. Marcela Pastore, Creadora del Proyecto "Donar una hora"; Dr. Miguel Ángel Nannero, Contador Público, donante de su tiempo para el proyecto "Donar una hora" y el Sr. Julio Cesar Abregú, Artesano, donante de su tiempo para el proyecto "Donar una hora".
http://www.cpba.com.ar/Consejo/Delegaciones/La_Plata/Radio_Almuerzos/2011/Radio_Almuerzos_Junio.swf
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